La vie en rose
Acabo de desayunar, adoro desayunar con tiempo y algo que leer, que suele ser, generalmente, el país y alguno de sus artículos medianamente interesantes y que no toquen, para nada, el tema político que me repatea y aburre soberanamente. Pues bien, desayuné café y palmeritas acarameladas, rico, rico, típico desayuno de sábado.
He acabado el cole pero me quedan dos exámenes que espero realizar con éxito para emborracharme sin mala conciencia el jueves en la cena de fin de curso a la que finalmente me he apuntado independientemente de la panda de hijos de puta que asistirán.
Adjetivo creo que me desencanta y se desencanta y estoy un poco así, sin saber cómo pero no demasiado bien.