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catatonia

La vie en rose

Acabo de desayunar, adoro desayunar con tiempo y algo que leer, que suele ser, generalmente, el país y alguno de sus artículos medianamente interesantes y que no toquen, para nada, el tema político que me repatea y aburre soberanamente. Pues bien, desayuné café y palmeritas acarameladas, rico, rico, típico desayuno de sábado.
He acabado el cole pero me quedan dos exámenes que espero realizar con éxito para emborracharme sin mala conciencia el jueves en la cena de fin de curso a la que finalmente me he apuntado independientemente de la panda de hijos de puta que asistirán.
Adjetivo creo que me desencanta y se desencanta y estoy un poco así, sin saber cómo pero no demasiado bien.

Luz y gasolina

Realizado (con un éxito más o menos aceptable) el examen de arte y asegurada mi asistencia a la recuperación de literatura aquí me encuentro, escuchando música instrumental, cuidadosamente abrigada con ropa de otra época y degustando un puré-sopa exquisito, prefabricado y posiblemente nocivísimo pero delicioso, así, sin más. Dispongo de un paladar nefasto pero logro distinguir zanahorias y patatas y demás legumbres y hortalizas, ay, no sé si ya lo he dicho pero soy fanática de todo alimento que se sirva líquido-espumoso-o con poca densidad, así como un puré o una crema y que carezca de carnes, cebollas y ajos. Y esto que se posa frente a mis manos pidiendo a gritos ser engullido es estupendo para una noche como la que vendrá y un día como el que he pasado. Cansada, cansadísima, tanto que he dormido hasta las ocho y no he estudiado, sin embargo la jornada de mañana -a pesar de contar con dos exámenes decisivos- pinta amena puesto que inglés y filosofía nunca han sido un problema.
Mami fue de compras y me trajo una falda rosa que según ella es súper 60's y calcetines y ropitas interiores con estampados discretos pero bonitos como los que a mí me gustan, así, con este gesto consumista hemos hecho las paces. No importa porque discutimos a diario.

Desmaterializando

Hoy me he despertado temprano, y es que lo adoro, porque me siento como la infanta Margarita, hija de Felipe IV y Mariana de Austria y me imagino en mi alcoba con mi enorme y cómodo lecho en el que descansar rodeado de una mosquitera de color rosa pastel e imagino a alguna de mis meninas ofreciéndome agua y todo ello retratado por Velázquez. Así que disfruto el doble si adelanto mi horario y mis tareas e incluso desayuno (algo insólito durante este curso debido a la falta de tiempo) y me ducho sin prisas y me seco hasta la parte superior de la espalda a la que tanto me cuesta llegar. También me abrigo más de lo debido para asomarme al balcón para contemplar el amanecer industrial y gris de esta ciudad espantosa mientras fumo y temo por mi integridad física ya que me arriesgo a que mis progenitores se percaten de la ruptura con las "normas no escritas" de esta "familia" que debo preservar "mientras viva bajo el mismo techo que mis progenitores" pero son esas situaciones límites las que aderezan los sinsabores de la vida, insípida de por sí pero de fácil salazón.
¡Tengo tanto que estudiar y tantísimas ganas de que lleguen las ocho y media para que Adjetivo me pasee!

Summer 78

No estoy triste, estoy como todos los domingos. Es que el domingo es un día espantoso, precede al lunes y acaba con el siempre ansiado fin de semana. No he hecho nada productivo, para variar.
Ayer pasé la tarde con hmm llamémosle Adjetivo (porque anda por estos mundos y debo preservar su identidad y por si acaso se topa con este espacio). Íbamos a ver una peli pero como siempre no conseguimos hacerlo. Está enfermo y es entrañable estar con él en el sofá hablando de chorradas y viendo videos bonitos. Ag odio ponerme tan sentimental pero se debe a la melodía de piano que estoy escuchando y al olor de café que impregna mi ropa de estar por casa, de domingo, enorme, cómoda y calentita. Lo dicho, al final entre bromas y peleas sin mayor importancia me incomodó y me enfadé. No me despedí de él amablemente. Y hoy tampoco. Aunque en el fondo lo deseaba pero siempre tengo que mostrar una especie de caparazón, tengo que desdoblarme e intentar engañarle, haciéndole ver que podría sobrevivir sin él, sin nadie, que soy independiente y autosuficiente. Creo que es un antídoto contra una inseguridad que nunca admitiré tener. Soy muy egocéntrica pero me cuesta serlo los domingos. Hoy comí con él y aunque fui más agradable no lo suficiente. Como siempre me arrepentí y ya le he escrito.
He decidido seguir a pie litterae las recomendaciones de mi médico. Hoy me encontré muy mal de lo mío porque llevo tres días haciendo caso omiso de todo lo que me propuso hacer para mejorar mi horrible salud. Así que apartaré definitivamente los lácteos y la carne de mi vida y a ver si de ese modo mi anárquico cuerpo me permite vivir un poco mejor.

El preludio

Paralelamente a mi independización inauguro este recóndito espacio histórico-narcisista que espero que sirva para que en un futuro yo misma rememore mi no tan fatídica adolescencia.
Es que el apartarme -un poco, un poquito- de mis más cercanas amistades me imprime desarrollar una especie de ego paralelo y desconocido.
Así que comienzo. Hoy ha sido el útilmo día de mi banal y unicameral existencia. He tomado algo y he visto una peli mientras me atiborraba de frutos secos, que picar es súper divertido si lo visualizado entretiene que a fin de cuentas es lo que busco y deseo.
También he hecho un examen espantoso de literatura que me costará una noche de estudio cafeinado y una recuperación.
Nada más, buenas noches.